21.6.07

Disculpen la nostalgia

FAG


Cuando uno comienza a viajar, aunque sea desde la letra impresa, surca mares y aborda aeronaves o buques en la grafía de autores varios, imagina, supongo que por lo menos una vez, su propio viaje iniciático. El viaje que abra las puertas del mundo, que divida el mapa en dos, que suponga un antes y un después.
Yo tuve la suerte de seguir mi pequeño viaje de iniciación en España.
La iniciación, según algunos catálogos sufíes, nunca termina. Me siento (no soy el único) muy agradecido con la Fundación Antonio Gala por darme nueve meses de tranquilidad, comida en el plato, internet y la oportunidad de conocer a personas estupendas. Cuando solicité la beca, como muchas de las cosas que he pedido últimamente, no había otra razón más que la pura sobrevivencia, el instinto que te obliga a querer comer todos los días, dos y hasta tres veces por día.
¿Qué le retribuyo a la Fundación, a la sociedad andaluza, cordobesa, española? Supongo que muy poco, o nada. Pero escribí teatro, mi oficio desde hace unos años y con eso basta.
En cantidad diré que entrego varias obras, de tamaños y estructuras diversas, algunos proyectos artísticos con otros compañeros de generación, haciendo ver que la fecundación cruzada de la que habla Antonio Gala es posible, algunas notas sobre crítica literaria, y finalmente un gran dolor en la espalda por estar recargado varias horas al día frente al ordenador.
Escribir teatro es un oficio poco grato, yo diría que hasta de mal gusto. Todos quieren ser poetas o novelistas, algunos hasta teóricos, pero ser dramaturgo deviene en automática insignificancia. Salvo excepciones brillantes, la tarea dramática está sepultada bajo años de mediocridad en lengua castellana. La dramaturgia se separa, cada vez más, del canon literario, por su parte el teatro (con los dramaturgos incluidos) se vuelve un espacio agreste, donde sólo caben unos cuantos.
Consciente de que soy un escritor mediocre elegí el género dramático para poder obtener becas como ésta y acceder también a algunos premios. He tenido buena suerte, no lo niego. Ojalá que existan más espacios para la promoción del arte dramático desde la escritura, de lo contrario estamos condenados a ver a la dramaturgia como una pieza más de un probable museo literario de reliquias, además yo me quedaré sin trabajo.
En fin, que el recuento obliga a la nostalgia. Y ustedes disculpen, es común ponerse sentimental. Sólo diré que voy a extrañar enteramente el último año de mi vida. A Aixa no la voy a echar de menos (ya se sabe), pero voy a extrañar especialmente a Cristina Nuñez Pereira, Laura Romera, Sofía Castaño, Belén Cobaleda García Bernalt, y Raúl Valero, a los actores de El gancho teatro, a Javi y Antonio, a don Rafael Dorado además de a la ciudad de Córdoba, particularmente un par de bares céntricos y algunos rituales que se hicieron hábitos de becario.
Al final, ya se ha dicho, sólo queda la gente, y al parecer eso es justamente el drama.
A todos gracias por estos nueve meses.

1.6.07

Juan José Gurrola (1935-2007)





El teatro no es la representación de la vida, sino lo que la vida tiene de representable.



Juan José Gurrola +

Ha muerto uno de los pilares de la dirección escénica mexicana, y por qué no, latinoamericana. Juan José Gurrola Iturriaga, notable director de teatro, extraordinario constructor de espacios y polémico teatrista, extrovertido hasta la saciedad murió hoy en la madrugada (1ª de junio) de la Ciudad de México.

Es curioso que las agencias de noticias y los diarios nacionales en su primeras notas hablen de "la muerte del cineasta", o "la muerte del dramaturgo", haciendo ver un pobre conocimiento de la obra y figura de este poeta de la escena.

Gurrola es y será, primero que nada, un director de actores, después un creador escénico y finalmente todos los adjetivos artísticos que se quieran.
Maestro como pocos, comenzó su mito en Casa de Lago, de la UNAM donde fue parte fundamental de los movimientos de teatro de vanguardia que ahí se gestaron, al lado de Hugo Gutiérrez Vega, Vicente Melo y García Ponce, entre otros.
Recuerdo a Gurrola, en el escenario del Carlos Lazo de Arquitectura, después del estreno de Hamlet, con el que prácticamente se despidió de la escena mexicana, manoteando en los aplausos y rehuyendo a cualquier sentimentalismo del público o autoridades, con su voz extraña, atascada en la garganta, llenando el lugar de improperios.

Gurrola nació en la Ciudad de México, el 19 de noviembre de 1935. Estudió arquitectura en la UNAM y en 1957 hizo su primera incursión en el teatro como actor y al año siguiente asumió la dirección del grupo de teatro en su facultad.En 1961 recibió una beca de la Fundación Rockefeller y viajó a Estados Unidos para estudiar Dirección y Producción Teatral; también estudió Diseño y Tecnología teatral, y pasará una temporada como estudiante huésped en el Living Theatre, en Nueva York. Luego estuvo en Alemania donde estudió Escenografía y Dirección de Escena en el Schlosspark Theatre, y asisió como observador al proceso creativo de Rosamunde Floris, con escenografía de Erwin Piscator.En 1963 le fue concedida una extensión de la beca Rockefeller para seguir estudiando diseño y tecnología teatral. En 1975 recibiría también una beca Guggenheim para estudiar teatro. Así se forjó el artista multidisciplinario, que llegó a ser dramaturgo, traductor, director, actor, coreógrafo, arquitecto, diseñador, músico, cineasta, periodista, fotógrafo, pintor y más allá, un creador irreverente, lleno de genialidad y de chispa. Pionero conceptual, líder dark con piel de teatrero, engendro de Bretón o prófugo del círculo de Andy Warhol, fueron sólo algunos de los sobrenombres que le colgaron a lo largo de las décadas, pero pocos saben que además de ser uno de los pilares de la escena fue pionero del arte sonoro y aguerrido militante del arte pop. Realizó también algunas coreografías para el Ballet Independiente, como "An olympic love affaire at the airport bar", de 1967.

Escribió y dirigió numerosas obras teatrales tanto en México como en el extranjero, entre las primeras destaca "Nietzsche in the kitchen" (1969) y "Los buenos stragos" (1970).Fue autor de diversos guiones de cine, radio y televisión, y obtuvo diversos reconocimientos, entre ellos, una Mención Honorífica en el Festival de Cortometraje en Guadalajara, por Gironella, y otra en el Festival del Mar del Plata, Argentina, por Tajimara. También dirigió un grupo de música experimental con el que se presentó en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes en 1969 y en el Festival de Jazz del Distrito Federal en 1970.Protagonista de la obra de teatro El martirio de Morelos, en 1983, además interpretó a Diego Rivera en Frida, naturaleza viva, de Paul Leduc. A lo largo de su multifacética trayectoria obtuvo también reconocimientos como pintor.

En síntesis, fue un artista polifacético e irreverente, creador de una compleja obra que abarca expresiones tan diversas como el dibujo, la música, la fotografía, el teatro, el cine y la acción.
Este año, al cumplir medio siglo como creador, el Festival de Teatro Escena 2 le rindió un merecido homenaje, del 11 al 15 de mayo en San Miguel de Allende, Guanajuato, donde se montó "Puestas en escena de Juan José Gurrola (1957-2006)", una muestra fotográfica sobre sus proyectos escénicos desde 1957.

Juan José, maestro, sea la paz.