Claro, hay que ser inguenuos: el teatro ya no se ejecuta en vivo. Es vía satélite.
La gente ya no va al teatro como parte de un rito de comunicación, si acaso acuden a súper auditorios para ver cómo otros observan teatro y hacerse las ilusiones de participar en la experiencia. Los espectadores actúan que van al teatro, algunos hasta se disfrazan de ellos mismos acudiendo a ver una puesta en escena.
Cierto, cada vez es más complicado llevar súper producciones a muchas partes del mundo; en México, por ejemplo, para ahorrarse dinero en programación lo que hacen es proyectar el teatro, como el cine o algo así.
Es un experimento curioso que refleja que la pantalla está por encima de cualquier experiencia sensorial y que el destino del teatro no es la inmediatez, es decir, el destino del teatro es el escenario digital, actores que miran a la cámara. El destino del teatro es el no teatro.
Para muestra, esta noticia sobre Nation de Terry Pratchett en el Lunario, teatro inglés que visitará México, ¿o no?
La gente ya no va al teatro como parte de un rito de comunicación, si acaso acuden a súper auditorios para ver cómo otros observan teatro y hacerse las ilusiones de participar en la experiencia. Los espectadores actúan que van al teatro, algunos hasta se disfrazan de ellos mismos acudiendo a ver una puesta en escena.
Cierto, cada vez es más complicado llevar súper producciones a muchas partes del mundo; en México, por ejemplo, para ahorrarse dinero en programación lo que hacen es proyectar el teatro, como el cine o algo así.
Es un experimento curioso que refleja que la pantalla está por encima de cualquier experiencia sensorial y que el destino del teatro no es la inmediatez, es decir, el destino del teatro es el escenario digital, actores que miran a la cámara. El destino del teatro es el no teatro.
Para muestra, esta noticia sobre Nation de Terry Pratchett en el Lunario, teatro inglés que visitará México, ¿o no?
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