23.1.07

Espacio Iberoamericano de las Artes Escénicas

Hay dólares para el teatro y la danza

El Observador. Enero de 2007, Montevideo, Uruguay.
Luego de siete años de idas y venidas, conversaciones y declaraciones de apoyo, se concretó a fines de 2006 el Programa Iberescena, un fondo multilateral de cooperación técnica y financiera, creado por la Secretaría General Iberoamericana (Segib), que fomentará la creación de un “Espacio Iberoamericano de las Artes Escénicas”, a través del apoyo a producciones de teatro y danza contemporánea de Iberoamérica, cuyas primeras convocatorias para teatristas y bailarines estarán colgadas en internet a mediados de año. Iberescena está inspirada en Ibermedia, el fondo de la Segib dedicado a fomentar la producción audiovisual, creado en 1997 con el fin de alcanzar un “Espacio Visual Iberoamericano”. El programa Iberescena fue aprobado en la reciente Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno celebrada en Montevideo, y fue presentado oficialmente el 14 y 15 de diciembre en una rueda de prensa en Buenos Aires por Ramiro Osorio, secretario de Cultura de la Segib, y las autoridades culturales de los ocho países socios. Allí fue investido el español Guillermo Heras Toledo –asesor del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música de España– como Coordinador de la Unidad Técnica del Programa Iberescena, elegido por ser un reconocido experto en teatro español y latinoamericano. "Uno de los principales problemas de la escena iberoamericana es la falta de circulación de las propuestas teatrales de la región, ni que hablar de trabajar en conjunto. Muchas veces es más fácil ir a Alemania que llegar a Colombia. Este proyecto apunta a que eso cambie radicalmente", aseguró entonces Raúl Branbilla, director del Instituto Argentino del Teatro, según citó el diario La Nación.
URUGUAY AFUERA. Iberescena nace con ocho países socios, pero Uruguay no figura entre ellos: Están España, México, Colombia, Argentina, Venezuela, Ecuador, Chile y República Dominicana. Si bien Iberescena nació formalmente en Uruguay, y la dirección de cultura del MEC estima como muy probable la inscripción de Uruguay en Iberescena aún no han habido pasos concretos del Estado uruguayo para asociarse, y a nivel oficial la información sobre el programa es escasa, tanto en el MEC como en la Dirección de Asuntos Culturales de Cancillería. En 2006 Uruguay saldó su atraso con el programa Ibermedia, por lo que está en condiciones ideales de negociar su integración a Iberescena, para lo cual deberá abonar US$ 75.000, el aporte anual mínimo por país. “Con el movimiento impresionante de sus artes escénicas, Uruguay sería muy beneficiado si ingresa a Iberescena”, comentó Osorio a El Observador durante la cumbre de Montevideo.Uruguay cuenta con varios institutos académicos teatrales públicos y privados, pero a diferencia del cine –representado en el Instituto Nacional del Audiovisual–, no existe un organismo público que coordine o regule la actividad teatral local, y que la represente fuera de fronteras. En el caso de ingresar a Iberescena Uruguay deberá nombrar un delegado para intygrar el Consejo directivo del programa, cargo ocupado por las autoridades escénicas de cada país.
OBJETIVOS. El apoyo a la formación de nuevos públicos, especialmente jóvenes y poblaciones de bajos recursos, mediante aportes a las salas de teatro y festivales, para aumentar su acceso a los espectáculos es uno de los objetivos fundamentales de Iberescena. También lo son el incentivo a las producciones y coproducciones locales; la promoción de la formación en el campo de la producción y gestión de artes escénicas; el apoyo al surgimiento y la difusión de autores latinoamericanos; el fomento a las producciones de etnias indígenas y afrodescendientes, y las realizadas desde la perspectiva de género.
A US$ 75.000 DE INGRESAR. Iberescena comenzará a funcionar con un fondo inicial de US$ 1.250.000, compuesto por el aporte de los ocho países que ya confirmaron su participación: España (500.000 Euros), México (US$ 200.000), Colombia , Argentina y Venezuela (US$ 100.000), Ecuador, Chile y República Dominicana (US$ 75.000). El fondo se distribuirá en cuatro áreas fundamentales, relacionadas con los objetivos arriba mencionados: el 60% se gastará en la distribución de los espectáculos que girarán en una red de festivales internacionales; el 30% en coproducciones con emprendimientos locales; el 5% en apoyar la autoría escénica (apoyo a dramaturgos y coreógrafos, vía convocatorias y encuentros) y el 5% restante en la formación de gestores culturales. “Se precisan mejores gerentes en las compañías y en los festivales”, apuntó Osorio, y aclaró que no habrá cupos en la cantidad de proyectos que presente cada país, y que el dinero que recibirá cada nación “dependerá de la calidad de los proyectos que presente”.
IBERESCENA. La palabra Iberescena sonó por primera vez en 1999, en la IX Cumbre Iberoamericana celebrada en La Habana, Cuba. Luego de las declaraciones de apoyo recibidas en Panamá, Lima, Cochabamba, Santo Domingo y Montevideo –en junio pasado, en la Conferencia Iberoamericana de Cultura– finalmente se logró la aprobación del proyecto en la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de gobierno celebrada en noviembre pasado en Montevideo, cuya declaración establece en su artículo número 30: “Aprobamos Iberescena como programa Cumbre propuesto por los Ministros de Cultura, con el objetivo de potenciar la promoción de nuestra diversidad cultural y el desarrollo escénico de la región iberoamericana, mediante el fomento de las coproducciones, las redes de teatros y de festivales, el apoyo a la autoría iberoamericana y la formación de nuestros profesionales”.

Javier Alfonso.

19.1.07

LEGOM director de escena


Si esto es cierto hay que estar ahí...

Debutará Legom en la dirección escénica de "Civilización".Considerado entre los más notables
autores del teatro moderno de México, Luis Enrique Gutiérrez Ortiz Monasterio, mejor conocido como Legom, debutará este año como director, con la puesta en escena "Civilización", con la que obtuvo el Premio Nacional de Dramaturgia Manuel Herrera Castañeda, en 2006.

Foto de Noé Morales
México, 18 Ene (Notimex).- Considerado entre los más notables autores del teatro moderno de México, Luis Enrique Gutiérrez Ortiz Monasterio, mejor conocido como Legom, debutará este año como director, con la puesta en escena "Civilización", con la que obtuvo el Premio Nacional de Dramaturgia Manuel Herrera Castañeda, en 2006.
Autor de piezas descarnadas como "De bestias, criaturas y perras" o "Las chicas del 3.5 floppies", Legom comentó a Notimex que los ensayos iniciarán en abril o mayo próximo, y su estreno está programado para el 24 de julio, como parte de la Muestra Nacional de Joven Dramaturgia, que se realizará en Querétaro.
Además, actualmente trabaja en la creación del texto para una obra de unas cuatro horas de duración, cuyo eje central es una historia de amor bastante complicada, comentó en entrevista telefónica, desde Xalapa, Veracruz.
La pieza, recordó, es a petición de la Compañía Titular de Teatro de la Universidad Veracruzana, que le pidió una propuesta en la que participen todos los actores que conforman la agrupación.
El dramaturgo, quien ha reconocido su incursión en el teatro como resultado de su fracaso en la narrativa y la poesía, se ha ganado al público y la crítica especializada por piezas que han sido calificadas de "teatro brutal".
Aunque en repetidas ocasiones también ha dicho que nada tiene que ver con la televisión o el comic, Legom experimenta ahora con una especie de fotonovela dramática, que a partir del próximo domingo podrá verse en el foro La Capilla, de la capital mexicana.
Se trata de la historia de Jaimito, un personaje marginal que sale de provincia para enfrentar una serie de situaciones conflictivas en la capital, y que en el fondo no es otra cosa que una dura crítica a las clases medias mexicanas.
Bajo la dirección de Boris Schoemann, la pieza es un experimento de teatro narrado, que utiliza los códigos del comic.
Es un juego que brinca entre la conversación y la narración, situación que se da todo el tiempo; se trata "del primero de 24 capítulos que se llevarán a escena, por lo que la historia de Jaimito será a largo plazo", adelantó el dramaturgo.
La presentación de Jaimito, agregó, es muy bonita, porque es la propia construcción de un personaje hasta que llega a la madurez, y en ese trayecto habrá de darse de topes y sufrirá al confrontarse con la realidad.
Inquirido sobre las críticas que ha recibido por algunos de sus trabajos, Legom consideró que actualmente no tiene problemas porque se ha comprendido que el teatro es el canal a través del cual se expresan ideas que no van a la televisión o la radio.
De hecho, dijo, es una de las características que le gustan del teatro, que puede decir lo que quiere a partir de ciertos códigos que da el arte escénico.


www.dramaturgiamexicana.com

18.1.07

Boris Schoemann publicará dramaturgia joven


Abre La Capilla espacio editorial
María Eugenia Sevilla. Reforma. Cultura.


Anuncia colección de textos dramáticos. Forma el director Boris Schoemann en 2007 nuevo comité de programación.
Con cinco títulos inéditos de jóvenes dramaturgos mexicanos la colección Textos de La Capilla, Segunda Temporada, será lanzada en marzo próximo, anunció ayer Boris Schoemann, director artístico del Teatro la Capilla, al dar a conocer su programa de actividades para el 2007.
El proyecto editorial que retoma la idea de Textos de la Capilla, creada hace medio siglo por Salvador Novo, publicará obras producidas dentro del Laboratorio Dramaturgia en Escena, que hace dos años imparte Schoemann junto con la dramaturga Ximena Escalante en el espacio de Madrid 13, Coyoacán.
Dicho taller trasciende los límites de lo didáctico, pues cada lunes a las 18:00 horas (entrada libre) las obras son objeto de lecturas dramatizadas por la compañía Los Endebles -con sede en dicho foro-, a las cuales se invita a directores y productores de teatro con el fin de acercarlos a estas nuevas voces, explicó el director escénico y traductor.
"Y los dramaturgos tienen oportunidad de ver cómo funciona su obra con público, para hacer correcciones".
Se publicarán, asimismo, obras de autores como Edgar Chías, Enrique Olmos y Luis Enrique Gutiérrez Ortiz Monasterio, cuyos títulos están aún por definirse, aunque Schoemann espera publicar de éste último Sensacional de maricones, que mantiene en temporada los domingos a las 18:00 horas, del 21 de enero al 25 de marzo.
La editorial también está abierta a traducciones al español de obras importantes de la dramaturgia contemporánea universal. Por otro lado, Schoemann adelantó que este año la Semana de la Dramaturgia Contemporánea estará dedicada a América Latina.
Advirtió que los recursos para realizarla están pendientes, pero espera llevarla a efecto en abril o mayo, "a reserva de quien quede" al frente del Centro Cultural Helénico -hoy dirigido por Luis Mario Moncada-, institución con la que comparte la organización.


www.dramaturgiamexicana.com

16.1.07

Harold Pinter


El discurso del Premio Nobel de Literatura 2005 Harold Pinter presentado en vídeo el 7 de diciembre ante la Academia Sueca.


Los crímenes de Estados Unidos han sido sistemáticos, constantes, inmorales, despiadados, pero muy pocas personas han hablado de ellos”
En 1958, escribí lo siguiente:
“No hay grandes diferencias entre realidad y ficción, ni entre lo verdadero y lo falso. Una cosa no es necesariamente verdadera o falsa; puede ser al mismo tiempo verdadera y falsa”.
Creo que estas afirmaciones aún tienen sentido, y aún se aplican a la exploración de la realidad a través del arte. Así que, como escritor, las mantengo, pero como ciudadano no puedo; como ciudadano he de preguntar: ¿qué es verdad?, ¿qué es mentira?
La verdad en el arte dramático es siempre esquiva. Uno nunca la encuentra del todo, pero su búsqueda llega a ser compulsiva. Claramente, es la búsqueda lo que motiva el empeño. Tu tarea es la búsqueda.
De vez en cuando, te tropiezas con la verdad en la oscuridad, chocando con ella o capturando una imagen fugaz o una forma que parece tener relación con la verdad, muy frecuentemente sin que te hayas dado cuenta de ello. Pero la auténtica verdad es que en el arte dramático no hay tal cosa como una verdad única. Hay muchas. Y cada una de ellas se enfrenta a la otra, se alejan, se reflejan entre sí, se ignoran, se burlan la una de la otra, son ciegas a su mera existencia. A veces, sientes que tienes durante un instante la verdad en la mano para que, a continuación, se te escabulla entre los dedos y se pierda.
Me han preguntado con frecuencia cómo nacen mis obras teatrales. No sé cómo explicarlo. Como tampoco puedo resumir mis obras, a menos que explique qué ocurre en ellas. Esto es lo que dicen. Esto es lo que hacen.
Casi todas las obras nacen de una frase, una palabra o una imagen. A la palabra le sigue rápidamente una imagen. Os daré dos ejemplos de dos frases que aparecieron en mi cabeza de la nada, seguidas por una imagen, seguidas por mí.
Las obras son “The Homecoming” (“La vuelta a casa”) y “Old times” (“Viejos tiempos”). La primera frase de “The Homecoming” es “¿Qué has hecho con las tijeras?”. La primera frase de “Old times” es “Oscuro”.
En ninguno de los casos disponía de más información.
En el primer caso alguien estaba, obviamente, buscando unas tijeras, y preguntaba por su paradero a otro de quien sospechaba que probablemente las había robado. Pero, de alguna manera, yo sabía que a la persona interrogada le importaban un bledo tanto las tijeras como el interrogador.
En “Oscuro”, tomé la descripción del pelo de alguien, el pelo de una mujer, y era la respuesta a una pregunta. En ambos casos me encontré obligado a continuar. Ocurrió visualmente, en una muy lenta graduación, de la sombra hacia la luz.
Siempre comienzo una obra llamando a los personajes A, B y C.
En la obra que acabaría convirtiéndose en “The Homecoming”, vi a un hombre entrar en una habitación austera y hacerle la pregunta a un hombre más joven sentado en un feo sofá con un periódico de carreras de caballos. De alguna forma sospechaba que A era un padre y que B era su hijo, pero no tenía la certeza. Esta posibilidad se confirmaría sin embargo poco después cuando B (que más adelante se convertiría en Lenny) le dice a A (más adelante convertido en Max), “Papá, ¿te importa si cambiamos de tema de conversación? Te quiero preguntar algo. Lo que cenamos antes, ¿cómo se llama? ¿Cómo lo llamas tú? ¿Por qué no te compras un perro? Eres un chef de perros. De verdad. Crees que estás cocinando para perros”. De manera que como B le llama a A “Papá” me pareció razonable asumir que eran padre e hijo. A era claramente el cocinero y su comida no parecía ser muy valorada. ¿Significaba esto que no había una madre? Eso aún no lo sabía. Pero, como me dije a mí mismo entonces, nuestros principios nunca saben de nuestros finales.
“Oscuro”. Una gran ventana. Un cielo al atardecer. Un hombre, A (que se convertiría en Deeley), y una mujer, B (que luego sería Kate) sentados con unas bebidas. ¿Gorda o flaca?, pregunta el hombre. ¿De quién hablan? Pero entonces veo, de pie junto a la ventana, a una mujer, C (que sería Anna), iluminada por una luz diferente, de espaldas a ellos, con el pelo oscuro.
Es un momento extraño, el momento de crear unos personajes que hasta el momento no han existido. Todo lo que sigue es irregular, vacilante, incluso alucinatorio, aunque a veces puede ser una avalancha imparable. La posición del autor es rara. De alguna manera no es bienvenido por los personajes. Los personajes se le resisten, no es fácil convivir con ellos, son imposibles de definir. Desde luego no puedes mandarles. Hasta un cierto punto, puedes jugar una partida interminable con ellos al gato y al ratón, a la gallina ciega, al escondite. Pero finalmente encuentras que tienes a personas de carne y hueso en tus manos, personas con voluntad y con sensibilidades propias, hechas de partes que eres incapaz de cambiar, manipular o distorsionar.
Así que el lenguaje en el arte es una ambiciosa transacción, unas arenas movedizas, un trampolín, un estanque helado que se puede abrir bajo tus pies, los del autor, en cualquier momento.
Pero, como he dicho, la búsqueda de la verdad no se puede detener nunca. No puede aplazarse, no puede retrasarse. Hay que hacerle frente, ahí mismo, en el acto.
El teatro político presenta una variedad totalmente distinta de problemas. Hay que evitar los sermones a toda costa. Lo esencial es la objetividad. Hay que dejar a los personajes que respiren por su cuenta. El autor no ha de confinarlos ni restringirlos para que satisfagan sus propios gustos, disposiciones o prejuicios. Ha de estar preparado para acercarse a ellos desde una variedad de ángulos, desde un surtido amplio y desinhibido de perspectivas que resulten. Quizá, de vez en cuando, cogerlos por sorpresa, pero a pesar de todo, dándoles la libertad para ir allí donde deseen. Esto no siempre funciona. Y, por supuesto, la sátira política no se adhiere a ninguno de estos preceptos. De hecho, hace precisamente lo contrario, que es su auténtica función.
En mi obra “The Birthday Party” (“La fiesta de cumpleaños”) creo que permito el funcionamiento de un amplio abanico de opciones en un denso bosque de posibilidades antes de concentrarme finalmente en un acto de dominación.
“Mountain Language” (“El lenguaje de la montaña”) no aspira a esa amplitud de funcionamiento. Es brutal, breve y desagradable. Pero los soldados en la obra sí que se divierten con ello. Uno a veces olvida que los torturadores se aburren fácilmente. Necesitan reírse de vez en cuando para mantener el ánimo. Este hecho ha sido confirmado naturalmente por lo que ocurrió en Abu Ghraib en Bagdad. “Mountain Language” sólo dura 20 minutos, pero podría continuar hora tras hora, una y otra y otra vez, repetirse de nuevo lo mismo de forma continua, una y otra vez, hora tras hora.
“Ashes to ashes” (“Polvo eres”), por otra parte, me da la impresión de que transcurre bajo el agua. Una mujer que se ahoga, su mano que emerge sobre las olas intentando alcanzar algo, que se hunde y desaparece, buscando a otros, pero sin encontrar a nadie, ya sea por encima o por debajo del agua, encontrando únicamente sombras, reflejos, flotando; la mujer es una figura perdida en un paisaje que las aguas están cubriendo, una mujer incapaz de escapar de la catástrofe que parecía que sólo afectaba a otros.
Pero, de la misma forma que ellos murieron, ella también ha de morir.
El lenguaje político, tal como lo usan los políticos, no se adentra en ninguno de estos territorios dado que la mayoría de los políticos, según las evidencias de que disponemos, no están interesados en la verdad sino en el poder y en conservar ese poder. Para conservar ese poder es necesario mantener al pueblo en la ignorancia, que las gentes vivan sin conocer la verdad, incluso la verdad sobre sus propias vidas. Lo que nos rodea es un enorme entramado de mentiras, de las cuales nos alimentamos.
Como todo el mundo aquí sabe, la justificación de la invasión de Irak era que Sadam Hussein tenía en su posesión un peligrosísimo arsenal de armas de destrucción masiva, algunas de las cuales podían ser lanzadas en 45 minutos y provocar una espeluznante destrucción. Nos aseguraron que eso era cierto. No era cierto. Nos contaron que Irak mantenía una relación con Al Qaeda y que era en parte responsable de la atrocidad que ocurrió en Nueva York el 11 de Septiembre de 2001. Nos aseguraron que esto era cierto. No era cierto. Nos contaron que Irak era una amenaza para la seguridad del mundo. Nos aseguraron que era cierto. No era cierto.
La verdad es algo completamente diferente. La verdad tiene que ver con la forma en la que Estados Unidos entiende su papel en el mundo y cómo decide encarnarlo.
Pero antes de volver al presente me gustaría mirar al pasado reciente, me refiero a la política exterior de Estados Unidos desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Creo que es nuestra obligación someter esta época a cierta clase de escrutinio, aunque sea de una manera incompleta, que es todo lo que nos permite el tiempo que tenemos.
Todo el mundo sabe lo que ocurrió en la Unión Soviética y por toda la Europa del Este durante el periodo de posguerra: la brutalidad sistemática, las múltiples atrocidades, la persecución sin piedad del pensamiento independiente. Todo ello ha sido ampliamente documentado y verificado.
Pero lo que yo pretendo mostrar es que los crímenes de los EUA en la misma época sólo han sido registrados de forma superficial, no digamos ya documentados, o admitidos, o reconocidos siquiera cómo crímenes. Creo que esto hay que solucionarlo y que la verdad sobre este asunto tiene mucho que ver con la situación en la que se encuentra el mundo actualmente. Aunque limitadas, hasta cierto punto, por la existencia de la Unión Soviética, las acciones de los Estados Unidos a lo ancho y largo del mundo dejaron claro que habían decidido que tenían carta blanca para hacer lo que quisieran.
La invasión directa de un estado soberano nunca ha sido el método favorito de Estados Unidos. En la mayoría de los casos, han preferido lo que ellos han descrito como “conflicto de baja intensidad”. Conflicto de baja intensidad significa que miles de personas mueren pero más lentamente que si lanzases una bomba sobre ellos de una sola vez. Significa que infectas el corazón del país, que estableces un tumor maligno y observas el desarrollo de la gangrena. Cuando el pueblo ha sido sometido —o molido a palos, que viene a ser lo mismo— y tus propios amigos, los militares y las grandes corporaciones, se sientan confortablemente en el poder, tú te pones frente a la cámara y dices que la democracia ha prevalecido. Esto fue lo normal en la política exterior de los Estados Unidos durante los años de los que estoy hablando.
La tragedia de Nicaragua fue un ejemplo muy significativo. La escogí para exponerla aquí como un ejemplo claro de cómo ve Estados Unidos su papel en el mundo, tanto entonces como ahora.
Yo estuve presente en una reunión en la embajada de los EUA en Londres a finales de los 80.
El Congreso de Estados Unidos estaba a punto de decidir si dar más dinero a la Contra para su campaña contra el estado de Nicaragua. Yo era un miembro de una delegación que venía a hablar en nombre de Nicaragua, pero la persona más importante en esta delegación era el Padre John Metcalf. El líder del grupo de EUA era Raymond Seitz (por aquel entonces el ayudante del embajador, más tarde él mismo sería embajador). El Padre Metcalf dijo: “Señor, dirijo una parroquia en el norte de Nicaragua. Mis feligreses construyeron una escuela, un centro de salud, un centro cultural. Vivíamos en paz. Hace unos pocos meses un grupo de la Contra atacó la parroquia. Lo destruyeron todo: la escuela, el centro de salud, el centro cultural. Violaron a las enfermeras y las maestras, asesinaron a los médicos, de la forma más brutal. Se comportaron como salvajes. Por favor, exija que el gobierno de EUA retire su apoyo a esta repugnante actividad terrorista”.
Raymond Seitz tenía muy buena reputación como hombre racional, responsable y altamente sofisticado. Era muy respetado en los círculos diplomáticos. Escuchó, hizo una pausa, y entonces habló con gravedad. “Padre”, dijo, “déjame decirte algo. En la guerra, la gente inocente siempre sufre”. Hubo un frío silencio. Le miramos. Él no parpadeó.
La gente inocente, en realidad, siempre sufre.
Finalmente alguien dijo: “Pero en este caso ‘las personas inocentes’ fueron las víctimas de una espantosa atrocidad subvencionada por su gobierno, una entre muchas. Si el Congreso concede a la Contra más dinero, tendrán lugar más atrocidades de esta clase. ¿No es así? ¿No es por tanto su gobierno culpable de apoyar actos de asesinato y destrucción contra los ciudadanos de un estado soberano?
Seitz se mantuvo imperturbable. “No estoy de acuerdo con que los hechos tal como han sido presentados apoyen sus afirmaciones”. dijo.
Mientras abandonábamos la embajada un asistente estadounidense me dijo que había disfrutado con mis obras. No le respondí.
Debo recordarles que el entonces presidente, Reagan, hizo la siguiente declaración: “La Contra es el equivalente moral a nuestros Padres Fundadores”.
Los Estados Unidos apoyaron la brutal dictadura de Somoza en Nicaragua durante 40 años. El pueblo nicaragüense, guiado por los sandinistas, derrocó este régimen en 1979, una impresionante revolución popular.
Los sandinistas no eran perfectos. Tenían una claro componente de arrogancia y su filosofía política contenía un cierto número de elementos contradictorios. Pero eran inteligentes, racionales y civilizados. Se propusieron conseguir una sociedad estable, decente y plural. La pena de muerte fue abolida. Cientos de miles de campesinos pobres fueron librados de una muerte segura. A unas 100.000 familias se le dieron títulos de propiedad sobre tierras. Se construyeron dos mil escuelas. Una notable campaña educativa redujo el analfabetismo en el país a menos de una séptima parte. Se establecieron una educación y un servicio de salud gratuitos. La mortalidad infantil se redujo en una tercera parte. La polio fue erradicada.
Los Estados Unidos denunciaron estos logros como una subversión marxista/leninista. Desde el punto de vista del gobierno de los Estados Unidos, se estaba estableciendo un ejemplo peligroso. Si a Nicaragua se le permitía fijar normas básicas de justicia social y económica, si se le permitía incrementar los niveles de salud y educación y alcanzar una unidad social y un respeto nacional propio, los países vecinos se plantearían las mismas cuestiones y harían lo mismo. En ese momento había por supuesto una feroz resistencia al status quo en el Salvador.
He hablado anteriormente de “un entramado de mentiras” que nos rodea. El presidente Reagan describía habitualmente a Nicaragua como un “calabozo totalitario”. Esto fue aceptado de forma general por los medios, y por supuesto por el gobierno británico, como un comentario acertado e imparcial. Pero lo que ocurre es que, bajo el gobierno sandinista, no estaba documentada la existencia de escuadrones de la muerte . No había constancia de torturas. No estaba probada la existencia de una brutalidad sistemática u oficial por parte de los militares. Ningún sacerdote fue asesinado en Nicaragua. De hecho, había tres sacerdotes en el gobierno, dos jesuitas y un misionero Maryknoll. Los calabozos totalitarios estaban en realidad muy cerca, en El Salvador y en Guatemala. Los Estados Unidos habían hecho caer en 1954 al gobierno elegido democráticamente en Guatemala y se calcula que unas 200.000 personas habían sido víctimas de las sucesivas dictaduras militares.
Seis de los más eminentes jesuitas del mundo fueron asesinados brutalmente en la Universidad de Centro América en San Salvador en 1989 por un batallón del regimiento Alcatl entrenado en Fort Benning, Georgia, EUA. Un hombre extremadamente valiente, el arzobispo Romero, fue asesinado mientras se dirigía a la gente. Se calcula que murieron 75.000 personas. ¿Por qué fueron asesinadas? Fueron asesinadas porque creían que una vida mejor era posible y que debía conseguirse. Esta creencia los convirtió de forma inmediata en comunistas. Murieron porque se atrevieron a cuestionar el status quo, la interminable situación de pobreza, enfermedad, degradación y opresión que habían recibido como herencia.
Los Estados Unidos finalmente hicieron caer el gobierno sandinista. Tardaron varios años y hubo una resistencia considerable, pero una persecución económica implacable y 30.000 muertos al final minaron la moral del pueblo nicaragüense. Exhaustos y condenados a la pobreza una vez más. Los casinos volvieron al país, la salud y la educación gratuita se acabaron. Las grandes empresas volvieron en mayor número. La “Democracia” había prevalecido.
Pero esta “política” no se limitó, de ninguna manera, a Centroamérica. Se realizó a lo largo y ancho del mundo. No tenía final. Y ahora es como si nunca hubiese sucedido.
Los Estados Unidos apoyaron y en algunos casos crearon todas las dictaduras militares de derechas en el mundo tras el final de la Segunda Guerra Mundial. Me refiero a Indonesia, Grecia, Uruguay, Brasil, Paraguay, Haití, Turquía, Filipinas, Guatemala, El Salvador, y, por supuesto, Chile. El horror que los Estados Unidos infligieron a Chile en 1973 no podrá ser nunca purgado ni olvidado.
Cientos de miles de muertes tuvieron lugar en todos estos países. ¿Tuvieron lugar? ¿Son todas esas muertes atribuibles a la política exterior estadounidense? La respuesta es sí, tuvieron lugar y son atribuibles a la política exterior estadounidense. Pero ustedes no lo sabrían.
Esto nunca ocurrió. Nunca ocurrió nada. No ocurrió ni siquiera mientras estaba ocurriendo. No importaba. No era de interés. Los crímenes de Estados Unidos han sido sistemáticos, constantes, inmorales, despiadados, pero muy pocas personas han hablado de ellos. Esto es algo que hay que reconocerle a los Estados Unidos. Han ejercido su poder a través del mundo sin apenas dejarse llevar por las emociones mientras pretendían ser una fuerza al servicio del bien universal. Ha sido un brillante ejercicio de hipnosis, incluso ingenioso, y ha tenido un gran éxito.
Os digo que Estados Unidos son sin duda el mayor espectáculo ambulante. Pueden ser brutales, indiferentes, desdeñosos y bárbaros, pero también son muy inteligentes. Como vendedores no tienen rival, y la mercancía que mejor venden es el amor propio. Es un gran éxito. Escuchen a todos los presidentes de Estados Unidos en la televisión usando las palabras, “el pueblo americano”, como en la frase, “Le digo al pueblo americano que es la hora de rezar y defender los derechos del pueblo americano y le pido al pueblo americano que confíe en su presidente en la acción que va a tomar en beneficio del pueblo americano”.
Es una estratagema brillante. El lenguaje se usa hoy en día para mantener controlado al pensamiento. Las palabras “el pueblo americano” producen un cojín de tranquilidad verdaderamente sensual. No necesitas pensar. Simplemente échate sobre el cojín. El cojín puede estar sofocando tu inteligencia y tu capacidad crítica pero es muy cómodo. Esto no funciona, por supuesto, para los 40 millones de personas que viven bajo la línea de pobreza y los dos millones de hombres y mujeres prisioneras en los vastos “gulags” de las cárceles, que se extienden a lo largo de todo Estados Unidos.
Estados Unidos ya no se preocupa por los conflictos de baja intensidad. No ven ningún interés en ser reticentes o disimulados. Ponen sus cartas sobre la mesa sin miedo ni favor. Sencillamente les importan un bledo las Naciones Unidas, la legalidad internacional o el desacuerdo crítico, que juzgan impotentes e irrelevantes. Tienen su propio perrito faldero acurrucado detrás de ellos, la patética y supina Gran Bretaña.
¿Qué le ha pasado a nuestra sensibilidad moral? ¿La hemos tenido alguna vez? ¿Qué significan estas palabras? ¿Se refieren a un termino muy raramente utilizado estos días – conciencia? ¿Una conciencia para usar no sólo con nuestros propios actos sino para usar también con nuestra responsabilidad compartida en los actos de los demás? ¿Está todo muerto? Mirad Guantánamo. Cientos de personas detenidas sin cargos a lo largo de tres años, sin representación legal ni un juicio conveniente, técnicamente detenidos para siempre. Esta estructura totalmente ilegal se mantiene como un desafío a la convención de Ginebra. Esto no es sólo tolerado sino que es difícilmente planteado por lo que se llama “la comunidad internacional”. Esta atrocidad criminal la comete un país, que se declara a sí mismo “el líder del mundo libre”. ¿Pensamos en los habitantes de la bahía de Guantánamo? ¿Qué es lo que dicen los medios? Lo reseñan ocasionalmente —una pequeña mención en la página seis. Ellos han sido consignados a una tierra de nadie de la que, por cierto, puede que nunca regresen. En la actualidad muchos están en huelga de hambre, alimentados a la fuerza, incluidos los residentes británicos. No hay sutilezas en estos procesos de alimentación. Ni sedaciones ni anestésicos. Solo un tubo insertado en tu nariz y dentro de tu garganta. Tú vomitas sangre. Esto es tortura. ¿Qué ha dicho la secretaria británica de Exteriores sobre esto? Nada. ¿Qué ha dicho el primer ministro británico sobre esto? Nada ¿Por qué no? Porque los Estados Unidos han dicho: criticar nuestra conducta en la bahía de Guantánamo constituye un acto poco amistoso. O estáis con nosotros o contra nosotros. Así que Blair se calla.
La invasión de Irak ha sido un acto de bandidos, un evidente acto de terrorismo de estado, demostrando un desprecio absoluto por el concepto de leyes internacionales. La invasión fue una acción militar arbitraria basada en una serie de mentiras sobre mentiras y burda manipulación de los medios y, por consiguiente, del público; un acto con la intención de consolidar el control económico y militar de Estados Unidos sobre Oriente Medio camuflado – como ultimo recurso – todas las otras justificaciones han caído por ellas mismas – como una liberación. Una formidable aseveración de la fuerza militar responsable de la muerte y mutilación de cientos y cientos de personas inocentes.
Hemos traído tortura, bombas racimo, uranio empobrecido, innumerables actos de muerte aleatoria, miseria, degradación y muerte para el pueblo Iraquí y lo llamamos “llevar la libertad y la democracia a Oriente Medio”
¿Cuánta gente tienes que matar antes de ser considerado un asesino de masas y un criminal de guerra? ¿Cien mil? Más que suficiente, habría pensado yo. Por eso es justo que Bush y Blair sean procesados por el Tribunal Penal Internacional. Pero Bush ha sido listo. No ha ratificado al Tribunal Penal Internacional. Por eso si un soldado o político americano es arrestado Bush ha advertido que enviaría a los marines. Pero Tony Blair ha ratificado el Tribunal y por eso se le puede perseguir. Podemos proporcionarle al Tribunal su dirección si está interesado. Es el número 10 de Downing Street, Londres.
La muerte en este contexto es irrelevante. Ambos, Bush y Blair colocan la muerte bien lejos, en los números atrasados. Al menos 100.000 iraquíes murieron por las bombas y misiles americanos antes de que la insurgencia iraquí empezase. Estas personas no existen ahora. Sus muertes no existen. Son espacios en blanco. Ni siquiera han sido registrados como muertos. “No hacemos recuento de cuerpos”, dijo el general americano Tommy Franks.
Al inicio de la invasión se publicó en la portada de los periódicos británicos una fotografía de Tony Blair besando la mejilla de un niño iraquí. “Un niño agradecido” decía el pie de foto. Unos días después apareció una historia con una fotografía, en una página interior, de otro niño de cuatro años sin brazos. Su familia había sido alcanzada por un misil. Él fue el único superviviente. “¿Cuando recuperaré mis brazos?” preguntaba. La historia desapareció. Bien, Tony Blair no lo tenía en sus brazos, tampoco el cuerpo de ningún otro niño mutilado, ni el de ningún cadáver ensangrentado. La sangre es sucia. Ensucia tu camisa y tu corbata cuando te encuentras dando un discurso sincero en televisión.
Los 2000 americanos muertos son una vergüenza. Son transportados a sus tumbas en la oscuridad. Los funerales son discretos, fuera de peligro. Los mutilados se pudren en sus camas, algunos para el resto de sus vidas. Así los muertos y los mutilados se pudren, en diferentes tipos de tumbas.
He aquí un extracto del poema de Pablo Neruda: “Explico algunas cosas”:
Y una mañana todo estaba ardiendoy una mañana las hoguerassalían de la tierradevorando seres,y desde entonces fuego,pólvora desde entonces,y desde entonces sangre.Bandidos con aviones y con moros,bandidos con sortijas y duquesas,bandidos con frailes negros bendiciendovenían por el cielo a matar niños,y por las calles la sangre de los niñoscorría simplemente, como sangre de niñosChacales que el chacal rechazaría,piedras que el cardo seco mordería escupiendo,víboras que las víboras odiaran!Frente a vosotros he visto la sangrede España levantarsepara ahogaros en una sola olade orgullo y de cuchillos!Generalestraidores:mirad mi casa muerta,mirad España rota:pero de cada casa muerta sale metal ardiendoen vez de flores,pero de cada hueco de Españasale España,pero de cada niño muerto sale un fusil con ojos,pero de cada crimen nacen balasque os hallarán un día el sitiodel corazón.Preguntaréis por qué su poesíano nos habla del sueño, de las hojas,de los grandes volcanes de su país natal?Venid a ver la sangre por las calles,venid a verla sangre por las calles,venid a ver la sangrepor las calles!
Quisiera dejar claro que citando el poema de Neruda no estoy comparando de ninguna manera la República Española con el Irak de Saddam Hussein. Cito a Neruda porque en ningún otro sitio de la lírica contemporánea leí una descripción más insistente y cierta del bombardeo contra civiles.
He dicho antes que los Estados Unidos están ahora siendo totalmente francos poniendo las cartas sobre la mesa. Éste es el caso. Su política oficial es hoy en día definida como “Dominio sobre todo el espectro”. Ése no es mi término, es el suyo. “Dominio sobre todo el espectro” quiere decir control de la tierra, mar, aire y espacio y todos sus recursos.
Los Estados Unidos ahora ocupan 702 bases militares a lo largo del mundo en 132 países, con la honorable excepción de Suecia, por supuesto. No sabemos muy bien como han llegado a estar ahí pero de hecho están ahí.
Los Estados Unidos poseen 8000 cabezas nucleares activas y usables. Dos mil están en sus disparaderos, alerta, listas para ser lanzadas 15 minutos después de una advertencia. Están desarrollando nuevos sistemas de fuerza nuclear, conocidos como “destructores de búnkeres”. Los británicos, siempre cooperativos, están intentando reemplazar su propio misil nuclear, Trident. ¿A quién, me pregunto, están apuntando? ¿A Osama Bin Laden? ¿A ti? ¿A mí? ¿A mi vecino? ¿China? ¿París? Quién sabe. Lo que sí sabemos es que esta locura infantil —la posesión y uso en forma de amenazas de armas nucleares— constituye el meollo de la actual filosofía política de Estados Unidos. Debemos recordarnos a nosotros mismos que Estados Unidos está en una continua misión militar y no muestra indicios de aminorar el paso.
Muchos miles, si no millones, de personas en los propios Estados Unidos están demostrablemente asqueadas, avergonzadas y enfadadas por las acciones de su gobierno, pero, tal y como están las cosas, no son una fuerza política coherente —todavía. Pero la ansiedad, la incertidumbre y el miedo que podemos ver crecer cada día en los Estados Unidos no es probable que disminuya.
Sé que el presidente Bush tiene algunos escritores de discursos muy competentes pero quisiera prestarme voluntario para el puesto. Propongo el siguiente discurso breve que él podría leer en televisión a la nación. Le veo solemne, con el pelo cuidadosamente peinado, serio, confiado, sincero, frecuentemente seductor, a veces empleando una sonrisa irónica, curiosamente atractiva, un auténtico macho.
“Dios es bueno. Dios es grande. Dios es bueno. Mi Dios es bueno. El Dios de Bin Laden es malo. El suyo es un mal Dios. El Dios de Saddam también era malo, aunque no tuviera ninguno. Él era un bárbaro. Nosotros no somos bárbaros. Nosotros no decapitamos a la gente. Nosotros creemos en la libertad. Dios también. Yo no soy bárbaro. Yo soy el líder democráticamente electo de una democracia amante de la libertad. Somos una sociedad compasiva. Electrocutamos de forma compasiva y administramos una compasiva inyección letal. Somos una gran nación. Yo no soy un dictador. Él, sí. Yo no soy un bárbaro. Él, sí. Y aquél otro, también. Todos lo son. Yo tengo autoridad moral. ¿Ves mi puño? Esta es mi autoridad moral. Y no lo olvides”
La vida de un escritor es extremadamente vulnerable, apenas una actividad desnuda. No tenemos que llorar por ello. El escritor hace su elección y queda atrapado en ella. Pero es cierto que estás expuesto a todos los vientos, alguno de ellos en verdad helados. Estás solo, por tu cuenta. No encuentras refugio, ni protección —a menos que mientas— en cuyo caso, por supuesto, te habrás construido tu propia protección y, podría decirse, te habrás vuelto un político.
Me he referido un par de veces esta tarde a la muerte. Voy a citar ahora un poema mío llamado “Muerte”:
¿Dónde se halló el cadáver?¿Quién lo encontró?¿Estaba muerto cuando lo encontraron?¿Cómo lo encontraron?¿Quién era el cadáver?¿Quién era el padre o hija, o hermanoo tío o hermana o madre o hijodel cadáver abandonado?¿Estaba muerto el cuerpo cuando fue abandonado?¿Fue abandonado?¿Quién lo abandonó?¿Estaba el cuerpo desnudo o vestido para un viaje?¿Qué le hizo declarar muerto al cadáver?¿Fue usted quien declaró muerto al cadáver?¿Cómo de bien conocía el cadáver?¿Cómo sabía que estaba muerto el cadáver?¿Lavó el cadáver?¿Le cerró ambos ojos?¿Enterró el cuerpo?¿Lo dejó abandonado?¿Le dio un beso al cadáver?
Cuando miramos un espejo pensamos que la imagen que nos ofrece es exacta. Pero si te mueves un milímetro la imagen cambia. Ahora mismo, nosotros estamos mirando un círculo de reflejos sin fin. Pero a veces el escritor tiene que destrozar el espejo —porque es en el otro lado del espejo donde la verdad nos mira a nosotros.
Creo que, a pesar de las enormes dificultades que existen, una firme determinación, inquebrantable, sin vuelta atrás, como ciudadanos, para definir la auténtica verdad de nuestras vidas y nuestras sociedades es una necesidad crucial que nos afecta a todos. Es, de hecho, una obligación.
Si una determinación como ésta no forma parte de nuestra visión política, no tenemos esperanza de restituir lo que casi hemos perdido —la dignidad como personas.


www.dramaturgiamexicana.com