23.4.15

Tijuana como escenario

Tijuana no es una ciudad, es una metáfora urbanizada. Tijuana es el puente sensible, cartografía simbólica no de dos culturas que se tocan, sino del temperamento latinoamericano en general, la particularidad de la vida californiana y la sombra del imperio que evade el aislamiento identitario. Tijuana está ahí, en ese nudo de calles que atajan el mar y se repliegan hacia un muro. Tijuana habita desde la óptica fantástica de sí misma, como la seducción de una puta frente al espejo.

6.4.15

Motivos para dejar el teatro

Motivos para dejar el teatro en casi cualquier de Occidente sobran. La precariedad laboral, los salarios injustos y esclavistas por hora trabajada, el desdén de las autoridades, la ausencia de público genuino, amplio, crítico; la centralización de la oferta y las cúpulas internas, camarillas que entre unos pocos transitan de la endogamia a la corrupción a la hora de repartir las precarias subvenciones (muchas veces, el peor enemigo del teatro es el teatrista hegemónico). En fin, el actor catalán Carlos ‪#‎Olalla‬ escribe sobre su derrota, se baja del escenario y nos pone a pensar, que una actividad artística puede ser un acto de resitencia, sí, pero también debería ser otra cosa, por ejemplo un empleo medianamente remunerado. 

SE ACABÓ. ME BAJO DEL ESCENARIO. Amo al ‪#‎teatro‬ por encima de todo. Por eso la de esta noche en el Alfil ha sido mi última representación. Hace dos años gané el premio de periodismo cultural Paco Rabal con un artículo titulado “El teatro es un acto de resistencia”. En él defendía que hacer e ir al teatro era un acto de resistencia ante el genocidio de la ‪#‎cultura‬ que practica este gobierno. Hoy,harto de trabajar en los escenarios en condiciones esclavistas, sin cobrar un duro y dependiendo de que amigos o familiares vengan a verte porque las salas no pueden invertir en promoción, he entendido que me equivocaba. Seguir trabajando en estas condiciones es hacerle el juego a un gobierno que criminaliza la cultura. Nosotros, trabajando sin cobrar, estamos escondiendo la realidad del sector. Ha sido nuestro trabajo no remunerado durante todo este tiempo el que ha hecho que muchas salas permanezcan abiertas. Pero el teatro es una profesión, y como tal debe ser remunerada. El público no es consciente de la realidad de nuestro sector, con un paro superior al 90%, una precariedad laboral del 98% y una retribución por hora en las salas de teatro alternativas que, en el mejor de los casos, no alcanza los 50 céntimos la hora. Y nosotros, con alfombras rojas o manteniendo abiertas ‪#‎salas‬ alternativas gracias a nuestro trabajo esclavo, estamos contribuyendo a ello. Por eso, porque amo tanto el teatro, no volveré a subir profesionalmente a un escenario hasta que bajen el ‪#‎IVA‬. Solo me veréis en funciones benéficas apoyando las causas en las que creo, pero no a un gobierno que desprecia, persigue y criminaliza la cultura.