"Uno no lo desea, pero prefiere siempre que muera el que está a su lado, en una misión o una batalla, en una escuadrilla aérea o bajo un bombardeo o en la trinchera cuando las había, en un asalto callejero o en un atraco a una tienda o en un secuestro de turistas, en un terremoto, una explosión, un atentado, un incendio, da lo mismo: el compañero, el hermano, el padre o incluso el hijo, aunque sea niño. Y también la amada, también la amada, antes que uno mismo". El hijo de puta de Javier Marías (Tu rostro mañana/ 3 Veneno y sombra y adiós). No logro sacarme este inicio de la cabeza. Marías, que me provoca insomnio desde el año 2000 (en estas fechas, más o menos) cuando leí Mañana en la batalla piensa en mí. Creo que estoy celebrando el cumplir trece años de haber comenzado a leer - con sus más y sus menos, encuentros y desencuentros - al mejor prosista vivo de la lengua castellana. ¡Salud por él!