30.9.07

"Enviemos cayucos a África con europeos emprendedores"


De los dramaturgos que han recibido el premio Nobel de Literatura (pocos pero célebres), Wole Soyinka quizá sea el menos conocido en lengua castellana. Su teatro está mal editado y después del premio (1986) perdió interés mediático y comercial. Además, ya se sabe que en la industria editorial el teatro es el último género, si es que todavía creen que es un género escritural.
En realidad Soyinka se conoce en nuestra lengua como novelista y teórico, y por sus no poco comunes apariciones en conferencias y festivales. No proliferan sus textos dramáticos en nuestras salas, ni tampoco sus lecciones en centros de enseñanza como investigador de la dramaturgia social. Leer a Soyinka o ver alguna de sus obras es una extravagancia o suerte de posmoderna peripecia.
Wole Soyinka (Abeokuta, Nigeria, 1934), partió a Inglaterra (Universidad de Leeds) para concluir sus estudios y ahí consiguió escribir, se interesó por el teatro y envío una obra a la Royal Court Theater en Londres que lo invitó a trabajar como lector. Ahí comenzó a escribir obras de teatro profesionalmente, aunque también fue actor y eventualmente director de escena. Años después volvería a Nigeria para fundar su propia compañía de teatro, con la que estudió y representó en la escena el clima de represión política ante la imposible convivencia multicultural que se vivía en Nigeria.
En México, a principios del 2001, presentó en el Palacio de Bellas Artes el Gran Teatro de Ginebra (GTG) la ópera El maleficio de los jacintos, con textos de Wole Soyinka, música de la compositora cubana Tania León y la escenografía de una de las figuras mundiales de este arte, Robert Wilson. El montaje, del que recuerdo el drama extraordinario contra la violencia y el totalitarismo, se estrenó en Ginebra para conmemorar el quincuagésimo aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Contaba de una forma algo onírica y por momentos desquiciada la historia de Miguel Domingo, emigrante detenido al intentar abandonar su país cuyo mar está infestado de una plaga de jacintos que impide su huida.
Miguel Domingo atrapado en la doble trampa de los jacintos y el autoritarismo se debate entre su realidad inmediata y los recuerdos. Con la ayuda de Taitin, su madre, ‘médium entre los mundos humanos y sobrenaturales’, pide ayuda a la diosa del mar Yemanya, ‘la sacerdotisa de los ojos claros’.
Wole Soyinka, se presentó recientemente en España, en el festival Hay de Segovia, donde hizo algunas declaraciones interesantes que recoge El País y que a continuación reproduzco:
"Todo lo negativo existe, pero también ocurren cosas positivas que no se llegan a conocer. África necesita una canal como Al Yazira que transmita al mundo una visión más equilibrada de lo que ocurre en el continente. Erradicar una enfermedad en un país no es noticia porque a los periódicos occidentales sólo les importa el sensacionalismo".
"El 11-S no fue el primer ataque contra la humanidad", dijo. "Unos 10 años antes un avión fue derribado cuando sobrevolaba la República de Níger. Pero es que en África la aniquilación de la voluntad de las personas viene de lejos, de la esclavitud, y hay todo un reguero de desastres: lo que hizo Pol Pot en Camboya, las masacres de Ruanda, la guerra que continúa en el Congo, lo que pasa en Darfur, las batallas de Sudán...".
“Pero la historia de África fue perturbada por los cazadores de esclavos, tanto árabes como europeos, que destruyeron cuanto había. Luego vinieron los imperios extranjeros a explotar nuestras riquezas y, cuando se fueron, se sucedieron los conflictos que provocaron para seguir conservando su dominio".
"Tienen que saber que en África es un continente plural, también nieva allí y hay cumbres como el Kilimanjaro. La situación de las mujeres, por ejemplo, es distinta en el norte que en el sur. La cultura de las viudas de Kenia es diferente que en otros países. En Liberia han elegido a una presidenta y hay zonas donde las mujeres tienen que seguir cubriéndose con un velo".
"Por cada cayuco que llega a Europa con 100 africanos que arriesgan su vida por buscar una vida mejor debería salir otra embarcación en sentido contrario que llevara europeos emprendedores a África. No tienen que mandarnos a sus criminales, sino a aventureros que busquen nuevas oportunidades. Les aseguro que si se instalan en Lagos, ya no querrán salir de allí".
Encarcelado y exiliado, continuamente perseguido, este hombre engendra una esperanza para el África negra. Dejemos el exotismo y la ignorancia sobre este continente si de verdad nos interesa conocer el entorno mundial más allá de los tópicos, quizá al leer y estudiar a Soyinka, ver su teatro, aunque sea primordialmente de corte político, nos amplíe las miras. Se hace necesario tener más textos traducidos del nigeriano; mejor editados y leídos por directores y productores inteligentes.

24.9.07

Un minuto de silencio por Marcel Marceau

Interesante entrevista con este viejo genio.




Marceau en México

En 2004, a los 81 años, Marcel Marceau develó una placa en su honor en la explanada del Auditorio Nacional y dijo sentirse muy ligado a la cultura mexicana.
"Su pueblo es poético, místico y profundo, y me siento muy honrado porque amo a México", declaró acerca del país que conociera a los 32 años.
"Recuerdo que la primera vez que vine fue en 1955 e hicimos una gira. Me gusta mucho la cultura mexicana y la sensibilidad que tienen hacia el arte", sostuvo.
Un año antes había comentado: "He venido a México unas 20 veces y siempre me he sentido muy ligado a la cultura de este País; conocí a Luis Buñuel, a Diego Rivera, a Frida Kahlo; soy amigo de Alejandro Jodorowsky, siempre sentí que este público entendía bien el concepto del humor con el silencio".
En 1994, incluso, había ofrecido: "Si el ministro de cultura de México quisiera que yo diera clase a los mimos callejeros, yo podría venir a hacerlo. Si no pueden ir allá, pues que hagan venir a Marceau a dar un curso de 15 días".
De finales de los años 50 hasta 2004, Marcel Marceau realizó numerosas giras por el país y se presentó en ciudades como Guadalajara, Monterrey, Puebla, Cancún, Chetumal, Saltillo, Aguascalientes, Torreón, Tijuana, Querétaro y León.
En el Distrito Federal México se presentó en el Palacio de Bellas Artes, el Auditorio Nacional, el Teatro de la Ciudad, el Teatro Metropólitan y el Teatro Silvia Pinal; incluso en el Parque México, donde en mayo del 2000 sorprendió con una presentación callejera.
Con menos éxito, intentó presentarse a finales de mayo de 2002 en el Jardín Hidalgo de Coyoacán en medio de un fuerte aguacero.
Apenas iniciada, la función tuvo que cancelarse, pues la organización se salió de control: unas 10 mil personas enardecidas comenzaron a arremolinarse, a atropellarse y a gritar.

Julieta Riveroll para Reforma.

17.9.07

Godot al náhuatl


Se presentó el libro In oc tiacchíah in Godot, versión en lengua náhuatl de Patrick Johansson, de Esperando a Godot, del irlandés Samuel Beckett, con motivo de la XIX Feria del Libro de Antropología e Historia, que se realiza en el Museo Nacional de Antropología.

El náhuatl es la lengua amerindia con mayor número de hablantes en México, con más de 1 millón y medio, la mayoría bilingüe con el castellano. Ésta fue la lengua oficial del imperio azteca y se extiende desde la frontera entre Mesoamérica y Aridoamérica hasta todo Centroamérica, basta recordar que los toponímicos de Guatemala y Nicaragua proceden de esta lengua.

"Como soy un seguidor de Beckett, para mi fue una tarea muy difícil, porque fue un viaje de esos mundos, uno en lengua náhuatl y el otro entrar al mundo de la dramaturgia de una obra" , comentó Joahansson, según información de Notimex.

Es curioso, Beckett era irlandés pero escribió en francés y ahora su literatura dramática entra a la puerta de las lenguas autóctonas americanas por la puerta grande. La lengua del centro de México. Hay que esperar quién puede llevarla a escena.

Hace falta seguir traduciendo a los clásicos a nuestras lenguas originales. Ojalá haya más esfuerzos como este para llevar a Beckett a la escena mesoamericana.

Estas noticias hacen bien al espíritu.

15.9.07

Indígenas para qué... en el yanqui Imperio


Por fin, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó, tras 22 años de negociaciones, la Declaración de Derechos de los Pueblos Indígenas que protegerá a los más de 370 millones de personas que integran estas comunidades vulnerables en todo el mundo, sus lenguas, usos y costumbres y el territorio al que pertenecen.
El texto, ratificado por 143 votos a favor, cuatro en contra y 11 abstenciones, constituye un hito histórico para el movimiento indígena, que durante años vio cómo sus intentos por lograr que se respetaran sus derechos se deshacían en los pasillos del organismo internacional.
Los cuatro votos negativos fueron de Estados Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelanda.
La declaración, de 46 artículos, establece los estándares mínimos de respeto a los derechos de los pueblos indígenas del mundo, que incluyen la propiedad de sus tierras, acceso a los recursos naturales de sus territorios, la preservación de sus conocimientos tradicionales y la autodeterminación.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, celebró la adopción de la declaración e instó a que los Estados miembros “se aseguren de que su visión se ponga en práctica”, comentó su portavoz, Michele Montás.
Estados Unidos no firmó el Protocolo de Kyoto, no firma ahora esta declaración, sus tropas entran por doquier, muro fronterizo con América Latina, ¿no habrá quién los haga entrar en razón, en el respeto a la vida, la libertad, democracia y el medio ambiente?
¿Nuestro mayor tratado comercial con dos de los cuatro países más discriminantes del mundo?
¿Se aplicará en México un verdadero respeto a los derechos de estos pueblos?
Con información de http://www.milenio.com/

11.9.07

Shakespeare imposible


Empieza a ser costumbre que los grandes autores de la literatura dramática vayan al paredón de la desconfianza y se acuse su inexistencia o la improbabilidad de que hayan escrito semejantes obras, bajo el argumento de la ausencia documental.

Ya sucedió con Moliére, ahora es Shakespeare. Sólo falta que alguien nos diga que Lope de Vega y Tirso de Molina tampoco escribieron nada, o más bien, que sólo armaron un rompecabezas. Lo cierto es que la propia naturaleza del teatro, su movilidad en el tiempo, su inmediatez y el trabajo propio del autor al servicio de un grupo o compañía, al paso de los años, deja más dudas que certezas respecto a su bibliografía y ahonda en la probabilidad de que entre el autor dramático clásico y los escritores de teatro de la modernidad haya un abismo, o por lo menos, un ajuste de cuentas. Es muy probable que los dos más grandes autores dramáticos en lengua inglesa y francesa no hayan sido otra cosa más que dramarguistas, es decir, personas encargadas de resolver la escritura de un texto a partir de otras muchas voluntades, los actores, el productor, y otros participantes, incluso el público potencial o los integrantes de la corona.

Así el panorama, cerca de 300 personas firmaron ayer una “declaración de duda razonable” con la que esperan promover la investigación sobre la autoría de las obras atribuídas al más celebre escritor inglés. “Me adherí al grupo teórico porque no creo que nadie pueda llevar a cabo la investigación por su propia cuenta”, dijo Derek. La agrupación afirma que no existen documentos históricos que demuestren que a Shakespeare se le pagó por su trabajo. Además, de entre todos los documentos que pueden ser realmente atribuídos al escritor, nacido en Stratford-upon-Avon en 1564, ninguno es de índole literaria. Y para muestra, su testamento, en el que el escritor le dejó a su esposa su “segunda mejor cama y los muebles”, pero que no contiene ninguna de sus famosas expresiones o frases, y donde no hace mención alguna a libros, textos dramáticos o poemas.

La Coalición Sobre la Autoría de Shakespeare, como se ha denominado el grupo de 287 personas, dijo que no es posible que las obras del poeta hubiesen sido escritas por un plebeyo criado en un hogar de analfabetos. Desde el siglo XVIII han circulado teorías conspiratorias sobre personajes destacados que pudieron usar el pseudónimo de Shakespeare. Entre ellos, el dramaturgo Christopher Marlowe, el noble Edward de Vere y Francis Bacon.

La declaración, dada a conocer en el teatro Minerva de Chichester, Inglaterra, también nombra a 20 prominentes artistas que en el pasado dudaron de la autoría de Shakespeare. Entre ellos, Mark Twain, Orson Welles, Sir John Gielgud y Charlie Chaplin.

1.9.07

Miller y los síndrome de down



Una noticia no tan reciente, pero que El País (firmada por Bárbara Celis) trae a cuento no sé por qué en su edición de hoy, me hizo reflexionar sobre la figura contradictoria de Arthur Miller.
La separación entre su vida y obra son muy evidentes y alcanzan niveles de paradoja. Aunque nació en un entorno de clase media en Nueva York, después de la gran depresión económica, la fábrica de textiles del padre quebró, porque lo que la familia pasó grandes periodos de pobreza. Miller trabajó en empleos inmundos hasta que alcanzó graduarse en la Universidad de Michigan, como periodista.
A pesar de un entorno hostil y de las dificultades que sufrió en la juventud, Miller fue un dandy, como muchos otros escritores del Nuevo periodismo, no por nada contrajo matrimonio con Marilyn Monroe, ni más ni menos.
Hoy los llamamos metrosexuales, y aunque la comparación no es del todo precisa, en esa época los dandy's representaban a estos personajes cultos una personalidad herida por la vanidad y contagiada de los esteriotipos del cine. Miller ocupaba un sitio de privilegio en esa constelación de genios que incluye a Tom Wolfe, Henry Miller, Truman Capote y Norman Mailer, entre otros.
Al paso del tiempo Miller se acostumbró a un ritmo de vida más sosegado y burgués, sin embargo no dejó de levantar la voz contra los abusos de la vida moderna.
En franca oposición con su cine, que mostraba una visión complaciente de Estados Unidos y en la que se manifestaba un claro interés estético por la filmografía pro-yanqui, especialmente en el guión que le escribió a su mujer Vidas rebeldes, es su teatro donde debe verse el mejor talante del escritor neoyorkino, pues ahí completa historias y personajes cuyo principal elemento es la crítica social y política, la abierta denuncia a los valores conservadores que comenzaban a asentarse en la sociedad de su país desde el plano estatal.
Su consagración dramatúrgica se produce en 1949, con La muerte de un viajante, clásico de la dramaturgia mundial en la que denuncia el carácter ilusorio del american dream. En esta tragedia o pieza contemporánea, su protagonista, Willy Loman, un viajante de comercio (vendedor) que creía en el sueño americano, oculta a sus allegados sus continuos fracasos laborales y, tras ser despedido, propicia un accidente con su automóvil para que su familia pudiese cobrar su seguro de vida y su hijo llevara una mejor vida que la suya. La obra fue galardonada con el Premio Pulitzer, con tres Premios Tony y con el de la Crítica de Nueva York.
El escritor Arthur Miller protestó contra la guerra de Vietnam, luchó contra los abusos que su gobierno perpetró contra los comunistas, estuvo siempre del lado de los desfavorecidos, sin embargo repudió a su propio hijo por ser un discapacitado mental.
Ahora cito una parte de la noticia de El País: “según publica la revista Vanity Fair en su número de este mes, el autor de obras universales como Muerte de un viajante tuvo un hijo con síndrome de Down en 1966, fruto de su matrimonio con la fotógrafa Inge Morath, a la que conoció durante el rodaje de Vidas rebeldes cuando aún estaba casado con la protagonista de aquel filme, Marilyn Monroe. Morath tuvo primero una hija, Rebecca Miller, hoy una reconocida cineasta, y luego llegó Daniel, quien cuatro días después de nacer, y pese a la oposición de Inge Morath, sería depositado en un orfanato y eliminado por completo de la vida pública y privada del escritor. "Nunca se ha publicado una fotografía suya, pero quienes conocen a Daniel Miller dicen que se parece a su padre". Así arranca un extenso reportaje de investigación que por primera vez saca a la luz los detalles de la oscura relación entre el escritor y su hijo secreto. Rebecca Miller asegura que Daniel es hoy "parte de la familia", pero nunca lo fue mientras su padre estuvo vivo”.
No me sorprende esta actitud en un Miller que si bien representó un paradigma de resistencia y combate para una generación, también fue un ególatra y orgulloso escritor que durante una década – la de los ochentas especialmente – fue acusado de moralista por un teatro al que ya le había perdido la pista. Algunas de sus obras estaban en el pasado y sacó mucho (demasiado, dicen algunos) provecho de su matrimonio con la estrella de cine Monroe.
Las contradicciones de un dramaturgo en Nueva York, no faltará el que titule así una obra biográfica sobre este autor que, a pesar de sí mismo, vive genial en su teatro.