11.9.07

Shakespeare imposible


Empieza a ser costumbre que los grandes autores de la literatura dramática vayan al paredón de la desconfianza y se acuse su inexistencia o la improbabilidad de que hayan escrito semejantes obras, bajo el argumento de la ausencia documental.

Ya sucedió con Moliére, ahora es Shakespeare. Sólo falta que alguien nos diga que Lope de Vega y Tirso de Molina tampoco escribieron nada, o más bien, que sólo armaron un rompecabezas. Lo cierto es que la propia naturaleza del teatro, su movilidad en el tiempo, su inmediatez y el trabajo propio del autor al servicio de un grupo o compañía, al paso de los años, deja más dudas que certezas respecto a su bibliografía y ahonda en la probabilidad de que entre el autor dramático clásico y los escritores de teatro de la modernidad haya un abismo, o por lo menos, un ajuste de cuentas. Es muy probable que los dos más grandes autores dramáticos en lengua inglesa y francesa no hayan sido otra cosa más que dramarguistas, es decir, personas encargadas de resolver la escritura de un texto a partir de otras muchas voluntades, los actores, el productor, y otros participantes, incluso el público potencial o los integrantes de la corona.

Así el panorama, cerca de 300 personas firmaron ayer una “declaración de duda razonable” con la que esperan promover la investigación sobre la autoría de las obras atribuídas al más celebre escritor inglés. “Me adherí al grupo teórico porque no creo que nadie pueda llevar a cabo la investigación por su propia cuenta”, dijo Derek. La agrupación afirma que no existen documentos históricos que demuestren que a Shakespeare se le pagó por su trabajo. Además, de entre todos los documentos que pueden ser realmente atribuídos al escritor, nacido en Stratford-upon-Avon en 1564, ninguno es de índole literaria. Y para muestra, su testamento, en el que el escritor le dejó a su esposa su “segunda mejor cama y los muebles”, pero que no contiene ninguna de sus famosas expresiones o frases, y donde no hace mención alguna a libros, textos dramáticos o poemas.

La Coalición Sobre la Autoría de Shakespeare, como se ha denominado el grupo de 287 personas, dijo que no es posible que las obras del poeta hubiesen sido escritas por un plebeyo criado en un hogar de analfabetos. Desde el siglo XVIII han circulado teorías conspiratorias sobre personajes destacados que pudieron usar el pseudónimo de Shakespeare. Entre ellos, el dramaturgo Christopher Marlowe, el noble Edward de Vere y Francis Bacon.

La declaración, dada a conocer en el teatro Minerva de Chichester, Inglaterra, también nombra a 20 prominentes artistas que en el pasado dudaron de la autoría de Shakespeare. Entre ellos, Mark Twain, Orson Welles, Sir John Gielgud y Charlie Chaplin.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es nada más para crear mito y hacer ruido, pinche gente mamerta, quita este post, me dan asco...

Tu padre papi, el mero cabrón de la Sierra.