Lectores: En esta cueva cibernética, desde la cual se reciben como rayos de luz vuestras esporádicas pero fecundas visitas, os propongo en mi calidad de ocioso, y sin mayor argumento que abrir un post más, nombrar el día 17 de enero, día del dramaturgo.
Moción para la cual, necesitaré vuestro desinteresado apoyo, amén de algunas gestiones frente a la UNESCO y otros organismos internacionales, que al conocer la vorágine de vuestros comentarios y el debate público que generará vuestra acostumbrada militancia a purodrama, no tendrán más remedio que organizar una reunión in extremis.
Hacía poco, por motivos de mi última manía, que consiste en escribir junto a cada fecha alguna efeméride -ya lo hice con el santoral durante cuatro años- y cada fecha que encabece una respuesta de mi correspondencia electrónica, encontré que hay días especiales para todos los oficios, día dedicados a__.
Días absurdos y olvidables, día del trabajador autónomo, por ejemplo, día del trabajador discapacitado, día del fabricante de piezas automotrices, día del cómico, día del exorcista (esto es real). Y nada del “día del dramaturgo”.
Fecha en la cual deberíamos reunirnos en una bizarra y gigante discoteca con aires de glamour trasnochado, con barra libre, y que productores y actores, directores de escena también, por qué no, fueran serviles camareros, chicas animadoras con camisas-mojadas, jóvenes que limpian afanosamente los sanitarios y te ofrecen una toalla a cambio de unas monedas.
Os propongo esta fecha, queridos y juiciosos lectores, porque en un día como hoy, según el calendario que nos rige, nació Pedro Calderón de la Barca (1600), llamado también el ingenio del siglo de oro, y 260 años después el dramaturgo ruso Antón Pávlovich Chéjov (1860).
Nada más.
Moción para la cual, necesitaré vuestro desinteresado apoyo, amén de algunas gestiones frente a la UNESCO y otros organismos internacionales, que al conocer la vorágine de vuestros comentarios y el debate público que generará vuestra acostumbrada militancia a purodrama, no tendrán más remedio que organizar una reunión in extremis.
Hacía poco, por motivos de mi última manía, que consiste en escribir junto a cada fecha alguna efeméride -ya lo hice con el santoral durante cuatro años- y cada fecha que encabece una respuesta de mi correspondencia electrónica, encontré que hay días especiales para todos los oficios, día dedicados a__.
Días absurdos y olvidables, día del trabajador autónomo, por ejemplo, día del trabajador discapacitado, día del fabricante de piezas automotrices, día del cómico, día del exorcista (esto es real). Y nada del “día del dramaturgo”.
Fecha en la cual deberíamos reunirnos en una bizarra y gigante discoteca con aires de glamour trasnochado, con barra libre, y que productores y actores, directores de escena también, por qué no, fueran serviles camareros, chicas animadoras con camisas-mojadas, jóvenes que limpian afanosamente los sanitarios y te ofrecen una toalla a cambio de unas monedas.
Os propongo esta fecha, queridos y juiciosos lectores, porque en un día como hoy, según el calendario que nos rige, nació Pedro Calderón de la Barca (1600), llamado también el ingenio del siglo de oro, y 260 años después el dramaturgo ruso Antón Pávlovich Chéjov (1860).
Nada más.
6 comentarios:
Querido Enrique:
Tienes mi soporte incondicional. No es posible que todavía la usencia de la celebración al dramaturgo se haga presente. Es más, en diversos lugares terrenales las personas no saben qué diablos es un dramaturgo.
Es por este conducto que me uno a la fiesta y al objetivo que purodrama tiene y mantiene: hacer y deshacer, ser y estar.
Te abrazo.
jajaja, ¿el día del dramaturgo?
Qué tontería...
Sigue así.
Muchas gracias Geovani por tu apoyo. Espero que el año que viene tengamos el día oficial del dramaturgo.
día del mamónturgo...
Ah, pero ese oficio ¿existe?
............................
Como ves, ya levantaron la prohibición de que visitara tu blog. El Gobierno Comunista Chino boicoteaba mi acceso.
Muxu.
¡A celebrarlo a la voz de ya! Bueno... hasta el próximo 17 de enero. Saludos.
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