Soy un jugador empedernido de videojuegos.
De hecho, de las cosas que más disfruto es encender el play station y hacerle un par de goles al odiable Real Madrid, o vapulear a la selección de Italia en el PES2009 después de lesionar a Gattuso con sendas faltas.
Pero no creo que sea arte ni diseñar un videojuego, ni como jugador convertirme en espectador/manipulador de un hecho "artístico", ni siquiera los mejores video game que he tenido al alcance, aquel mítico 007 multijugador o el reciente Wii y su gama de juegos súper interactivos me han deslumbrado, acaso entretenido, igual que los rústicos videojuegos de principios de los noventas, es o es todo: mecánica y habilidad para derrotar obstáculos, destreza y horas de dedicación.
Lamentablemente en España, un gobierno de supuesta izquierda - en México me decían: qué bien gobierna Zapatero, es un verdadero socialista; ajá - acaba de elevar el videojuego a industria cultural, esto es, entrará al (muy) limitado circuito de subvenciones, y cómo no, igual que el cine, acaparará las ayudas y será el bastión electoral para aglutinar a los "jóvenes" desencantados de la política pero felices porque sus videojuegos serán más baratos y muy españoles, olé.
En fin, como obrero del arte siento que el gobierno de este país está extraviado, y no solamente en este tema, pero en especial respecto al concepto cultura/arte/historia + espectador (ciudadano) como ente social, parte del proceso civilizatorio.
En España - no así en toda Europa - cultura es sinónimo de ocio, de tiempo libre, no se considera parte del sistema de bienestar, no es, según estos genios de la política, una serie de actos necesarios en la vida de las personas, no son aparatos de disertación sobre el otro, sobre el pasado o el presente, ni siquiera medios de comunicación críticos. No. Son tiempo perdido entre la oficina y el domingo, con algo habrá que llenarlos. La cultura en España no está considerada dentro del sistema de salud pública de la sociedad, por eso cualquiera que diseñe un videojuego equivale a un poeta, o más, porque sus alcances en "la masa" son profundos. Este gobierno desdeña la creatividad, premia la estrategia de mercado.
Esta clase de política cultural sólo busca explotar el mercado y ya sabemos lo que dicta el mercado sobre las obras de arte, consumo sencillo, ágil y que entretenga, frívolo más de las veces, endogámico y complaciente. Pensar que la cultura sólo se puede evaluar desde el punto de vista mercantil es abandonar los pequeños esfuerzos artísticos culturales, los grupos pequeños de danza, teatro, las editoriales frágiles, los músicos experimentales, los videoastas y documentalistas, los performanceros y toda suerte de artistas que no pueden competir con empresas, ni con sistemas de mercado tan completos como un videojuego de Harry Potter.
De hecho, de las cosas que más disfruto es encender el play station y hacerle un par de goles al odiable Real Madrid, o vapulear a la selección de Italia en el PES2009 después de lesionar a Gattuso con sendas faltas.
Pero no creo que sea arte ni diseñar un videojuego, ni como jugador convertirme en espectador/manipulador de un hecho "artístico", ni siquiera los mejores video game que he tenido al alcance, aquel mítico 007 multijugador o el reciente Wii y su gama de juegos súper interactivos me han deslumbrado, acaso entretenido, igual que los rústicos videojuegos de principios de los noventas, es o es todo: mecánica y habilidad para derrotar obstáculos, destreza y horas de dedicación.
Lamentablemente en España, un gobierno de supuesta izquierda - en México me decían: qué bien gobierna Zapatero, es un verdadero socialista; ajá - acaba de elevar el videojuego a industria cultural, esto es, entrará al (muy) limitado circuito de subvenciones, y cómo no, igual que el cine, acaparará las ayudas y será el bastión electoral para aglutinar a los "jóvenes" desencantados de la política pero felices porque sus videojuegos serán más baratos y muy españoles, olé.
En fin, como obrero del arte siento que el gobierno de este país está extraviado, y no solamente en este tema, pero en especial respecto al concepto cultura/arte/historia + espectador (ciudadano) como ente social, parte del proceso civilizatorio.
En España - no así en toda Europa - cultura es sinónimo de ocio, de tiempo libre, no se considera parte del sistema de bienestar, no es, según estos genios de la política, una serie de actos necesarios en la vida de las personas, no son aparatos de disertación sobre el otro, sobre el pasado o el presente, ni siquiera medios de comunicación críticos. No. Son tiempo perdido entre la oficina y el domingo, con algo habrá que llenarlos. La cultura en España no está considerada dentro del sistema de salud pública de la sociedad, por eso cualquiera que diseñe un videojuego equivale a un poeta, o más, porque sus alcances en "la masa" son profundos. Este gobierno desdeña la creatividad, premia la estrategia de mercado.
Esta clase de política cultural sólo busca explotar el mercado y ya sabemos lo que dicta el mercado sobre las obras de arte, consumo sencillo, ágil y que entretenga, frívolo más de las veces, endogámico y complaciente. Pensar que la cultura sólo se puede evaluar desde el punto de vista mercantil es abandonar los pequeños esfuerzos artísticos culturales, los grupos pequeños de danza, teatro, las editoriales frágiles, los músicos experimentales, los videoastas y documentalistas, los performanceros y toda suerte de artistas que no pueden competir con empresas, ni con sistemas de mercado tan completos como un videojuego de Harry Potter.
Esta ley facilita el uso de espacios públicos "culturales" para la llegada de niños sin nada que hacer por las tardes.
Que habiliten los teatros como salas multijuego, pero gratis.
1 comentario:
http://www.brokenrealityonline.com/
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