Se viven malos días para el teatro mexicano.
Hay que sumar al borte de una curiosa epidemia mediática y los continúos recortes presupuestales que un grupo de técnicos y trabajadores de un síndicato (el SNTE, cuál más) infame y chantajista, interrumpieron la presentación a los medios de una obra de Mario Espinosa y Flavio González Melo en el CENART ante el pasmo institucional. Nadie hizo nada. Al contario, los 25 quejosos se proponen impedir el estreno de la obra. Una obra financiada totalemnte con recursos públicos, en un teatro del estado. País incomprensible.
Hay que sumar al borte de una curiosa epidemia mediática y los continúos recortes presupuestales que un grupo de técnicos y trabajadores de un síndicato (el SNTE, cuál más) infame y chantajista, interrumpieron la presentación a los medios de una obra de Mario Espinosa y Flavio González Melo en el CENART ante el pasmo institucional. Nadie hizo nada. Al contario, los 25 quejosos se proponen impedir el estreno de la obra. Una obra financiada totalemnte con recursos públicos, en un teatro del estado. País incomprensible.
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