14.8.15

CARTA A LOS ARTISTAS TLAXCALTECAS

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Queridos colegas y amigos del estado de Tlaxcala:

Llevo más o menos tres años asistiendo con cierta regularidad al estado de Tlaxcala, para acompañar, si acaso asesorar proyectos de interés cultural y artística, emprendimientos de la comunidad cultural en general. Ha sido por medio del Instituto Tlaxcalteca de Cultura y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.  
            Más allá de las satisfacciones personales, los nuevos amigos y las charlas en diversos rincones de la capital, mi interés ha ido creciendo respecto a las políticas culturales del estado y en general ante la cantidad y calidad de gestores culturales, empresas creativas en ciernes, iniciativas escénicas y de producción artística profesional o formativa.
            En Tlaxcala hay talento, no cabe duda. Y un aprecio por la cultura que no es común en el país. Además, un espacio geográfico que acompaña. Las condiciones están puestas para hacer del estado una potencia cultural a nivel nacional.
            No ahondaré, queridos amigos y colegas, en las circunstancias que han impedido que esto ocurra, son muchas y se necesitarían decenas de cartas para clarificar el panorama. Me centraré solamente en un acontecimiento que me parece fundamental para entender la compleja relación entre creadores-instituciones-público en Tlaxcala. La falta de unión, de coalición entre creadores de diversos orígenes y estilos.
            Hemos discutido al interior de las aulas del ITC diversas formas de alcance y generación de proyectos a favor del arte y la cultura en la entidad, simulacros de convocatorias, planes de explotación, encuestas a pie de calle, se revisaron carpetas y proyectos culturales. Incluso en la parte teórica, se han generado debates de intensidad plausible. ¿Qué falta para que esos proyectos, ideas y emprendimientos lleguen a buen puerto? Evidentemente la complicidad de las autoridades del estado – no existe, por ejemplo, una línea de crédito para proyectos creativos – pero también y sobre todo una confederación de empresarios y emprendedores culturales y creativos. Es tarea es ciudadana, civil. Capacidad para organizarse, dejar de bregar en solitario.
            Esta carta tiene una motivación por todos conocida, la paulatina mudanza de las actividades administrativas, pero también formativas, artísticas y culturales del edificio del ITC en el centro de la ciudad hacia otro espacio, lejano y por descubrir.
            Al respecto, he recibido decenas de quejas en privado, pero no he visto ninguna movilización consistente, acción o intervención social, postura gremial o colectiva de alto alcance. Ante la inminencia del suceso, saber que la ciudad de Tlaxcala perderá un edificio emblemático – hermoso, por otro lado y funcional – dedicado a las artes y la cultura, algunos gestores podrán enfocarse en cubrir ese nicho de mercado, verlo como oportunidad y no menoscabo.
            Sin embargo, me preocupa qué sucederá con muchas de las iniciativas que he tenido el privilegio de conocer, por ejemplo una orquesta infantil y juvenil de percusiones con material reciclado en una comunidad rural, el rescate de tipografía tradicional y originaria, un circuito de teatro profesional o la consolidación de un centro cultural independiente en Ocotlán, por mencionar sólo algunas, ¿podrán seguir asistiendo a los talleres y asesorías del ITC? ¿Las condiciones del transporte, los horarios y la nueva disposición administrativa permitirán a los gestores en ciernes seguir dialogando?  
            Me entristece que la capital de Tlaxcala pierda un sitio emblemático para la propagación del arte y la cultura, que desaproveche el protagonismo urbano y prestigio social, que el arte se considere un bien publico para las comisuras, destinado únicamente a la periferia. Pero me preocupa más la pasividad, frente a los cambios políticos que los perturban – muchas interrogantes en privado, pero pocas manifestaciones colectivas en el espacio público – que se suman a otras cuestiones; el destino del “elefante blanco” que duerme el sueño de los justos al lado del hasta hace unos días edificio del ITC, la remodelación de la Casa del Artista y los criterios para su uso y programación, la imposibilidad de los grupos locales para acceder al Teatro Xicoténcatl  (en especial fines de semana), los insuficientes (mal nacional) programas de estímulos y la necesidad de estar verdaderamente conectados con el público, con los ciudadanos tlaxcaltecas en todos los municipios.
            No los quiero aburrir, sólo pedirles que sean beligerantes y críticos, también con sus procesos creativos y de producción; exigentes cuando no existe claridad desde las instituciones y comprometidos en colectivo. Es una tarea nacional, pero en Tlaxcala reviste cierta urgencia. Ojalá el nuevo ITC y el Centro de las Artes sean oportunidades para crecer. No olvidemos que la cultura es un derecho constitucional, parte de nuestro afán es garantizarlo.

Con aprecio, su amigo y compañero, 
Enrique Olmos de Ita

Publicado en el suplemento Arteria del Sol de Tlaxcala

9.8.15

Inmolación en Colima

Cierre del Mes Colimense del Teatro 2015 llevó al escenario la obra Inmolación. Una obra original de Enrique Olmos y dirección de Ariadna Galván que con las excelentes actuaciones de Fernanda Santos y Fátima Galván, transportaron a todos los asistentes al mundo de la adolescencia, donde la falta de atención, el desamor, la presión y el bullying escolar, llevaron a una jovencita mexicana y un chico español al suicido.

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