3.5.09

Murió Augusto Boal

Nació y murió el Teatro Del Oprimido. Me entero que acaba de fallecer el dramaturgo, pedagogo, director de teatro y luchador social Augusto Boal.

En América Latina y en el mundo en general, todavía no entendemos el mensaje profundo del discurso de Boal, lo tenemos aprendido como método teatral (a medias), doctrina social (para los libros de historia), juego de la teatralidad (para la enseñanza), incluso nos ha llegado como entrevista o artículo de prensa destacando acaso su contribución a la historia de la democracia y la lucha social en Brasil y América Latina, pero el Teatro del Oprimido es algo más: filosofía puesta al servicio del arte; terapia para una sociedad enferma, psicodrama que se instala en la mente del espectador y verdaderamente lo cambia, un arte claramente medicinal.
En estos días en que las calles vacías en la ciudad más poblada de Occidente (oh, paradoja) y las imágenes de los mexicanos cubiertos con mascarillas sólo nos recuerdan la devastación ecológica y el absurdo brechtiano de la vida humana, que sobrevive antes que vivir, la huella biográfica y especialmente obra de Boal (pendiente de relectura) se nos revela como el sitio por excelencia para poner a dialogar al paciente con el médico, que en este caso, es el mismo, para ajustar cuentas con nuestro presente imaginado y posible.
Boal, que debió recibir el Nobel de la Paz (una injustica más) y que es/será sin duda uno de los mayores referentes del teatro latinoamericano en toda su historia es apenas conocido entre los jóvenes teatreros; quizá se debe a que algunos de sus alumnos se han aprovechado del TDO para levantar un discurso culpígeno y victimista sobre América Latina y las clases desprotegidas, dejando a Boal y sus verdaderos discípulos como románticos, pedagogos curiosos, hippies rebasados por el neoliberalismo.
Quizá por eso el TDO, en la globalidad, sólo tuvo lugar como método sociopolítico, como herramienta de estudio para transformaciones sociales locales y marginales. Se le borró del mapa del arte, muy especialmente en los últimos años.
¿Ahora qué Boal podrá redimirnos? A veces América Latina tiene el teatro que se merece.

6 comentarios:

Gunnary Prado dijo...

Hola Enrique. Desde hace tiempo sigo tu blog. Me encanta. Yo tengo el propio. Te invito a que lo visites a lo mejor encuentras algo que te resulte interesante.

Soy Gunnary Prado.

Dirijo, actúo y promuevo el teatro en mi ciudad.

Saludos

Enrique Olmos de Ita dijo...

Gunnary:

He visto tu blog, gracias por la referencia, qué alegría tener lectores nuevos y no anónimos.

En fin, en fin. Dime en qué ciudad haces teatro, para situarme.

Bueno, si me permites te rastreo en Google y si no también.

Saludos.

Anónimo dijo...

una pena, adiós maestro Boal...

Anónimo dijo...

Por ti me entero de tan triste noticia. Uno piensa que una mente tan lúcida, digna y capaz de escribir un texto tan hermoso como el del Mensaje del Día del Teatro 2009 va a seguir vivo y en pleno ejercicio de su actividad artística. Una pérdida lamentable. Qué pena que el teatro es efímero. Qué gusto que haya quienes, como tu, con este recuerdo, se empeñan en que no lo sea.

Enrique Olmos de Ita dijo...

Que así sea, levantemos nuestras copas por Boal y por el teatro del oprimido, y por el oprimido teatro en general.

Gunnary. dijo...

Hago teatro en morelia, michoacán.

Seguimos rastreándonos por acá.

Saludos.